La nueva pirámide social que emerge de la crisis de hegemonía no se parece a la estructura social prevaleciente en Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo xx. Dicha crisis no sólo representa estados unidos en la encrucijada global 25 un reto para la clase social tradicionalmente dominante, también es un desafío para una clase obrera que ha sido arrinconada. La clase capitalista quiere regresar a las tasas de ganancia del siglo pasado. A su vez, los trabajadores añoran la estabilidad de sus empleos. Los capitalistas buscarán en cualquier parte del mundo las condiciones para generar ganancias. El capital puede moverse con rapidez y reconstruirse políticamente, con relativa facilidad, en cualquier lugar del planeta. China y la mayoría de los países con economías emergentes cuentan con reservas importantes de fuerza de trabajo. Los flujos financieros dirigidos a esos países se convierten rápidamente en capitales y ganancias. El problema no es buscar nuevas etiquetas a las clases sociales. ¿Son capitalistas los financistas? ¿Son obreros los trabajadores precarios o las llamadas “multitudes”? Más bien, la cuestión es determinar si en Estados Unidos los trabajadores que aún conservan sus empleos y los trabajadores “precarios” comprenden que tienen intereses comunes y comiencen a organizar instancias capaces de romper la hegemonía de la clase dominante e iniciar un proceso que les permita construir una sociedad con nuevos valores. El grupo de trabajo, estuvo integrado por 20 investigadores activos pertenecientes a centros miembros de clacso de diversos países de América Latina (Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Cuba, México, Panamá, Puerto Rico) y Estados Unidos. A lo largo de los seis años de actividad continua, realizó 12 reuniones y actividades especiales en diversos países: Panamá (3), Quito (2), México (1), Río de Janeiro (2), Buenos Aires (1), Boston (1), La Habana (1) y Toronto (1), la mayoría de ellas, en el marco de otros eventos nacionales e internacionales de trascendencia académica (Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, alas, Guadalajara y Buenos Aires; Congreso de la Latin American Studies Association, lasa, Río de Janeiro y Toronto; Conferencia Internacional del Centro de Estudios sobre América, cea, La Habana; Conferencia de Critical Sociology, Boston; Congreso Nacional de Sociología de Panamá, entre otras). El presente libro es el resultado de esfuerzos convergentes y continuados, enfocados a la crisis global capitalista y su epicentro en Estados Unidos, a finales de 2008, sus consecuencias sobre las condiciones internas y el posible impacto en América Latina. La presentación del libro es de Theotonio Dos Santos, profesor investigador de la Universidad Fluminense de Río de Janeiro, destacado economista 26 dídimo castillo y marco a. gandásegui latinoamericano, ampliamente reconocido por sus contribuciones a los estudios del desarrollo y la dependencia de América Latina. El prólogo es de John Saxe-Fernández, docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, y coordinador del Programa “El Mundo en el siglo xxi” de la Universidad Nacional Autónoma de México, estudioso de los procesos de globalización y la dinámica de la economía mundial. En la introducción: “Estados Unidos en la encrucijada global”, de Dídimo Castillo Fernández y Marco A. Gandásegui, hijo, ex coordinadores del grupo de trabajo, se plantean los antecedentes, la problemática de estudio y se sintetizan los planteamientos centrales de las contribuciones de los autores participantes. El libro se estructura en tres secciones temáticas: la primera enfatiza sobre el significado y carácter de la crisis económica actual y sus consecuencias para Estados Unidos y el resto del mundo en el mediano y largo plazo; la segunda recoge un conjunto de trabajos enfocados a mostrar la pérdida de hegemonía de Estado Unidos respecto a la correlación de fuerzas internacionales, los cambios tecnológicos y el entorno de deterioro de las condiciones sociales —acentuadas con la crisis—, su impacto sobre el empleo y las condiciones de vida, así como sobre el sistema de creencias y valores que dieron sentido político y coherencia simbólica al llamado “sueño americano”; la tercera sección es sobre la nueva geopolítica de Estados Unidos, la política exterior de la administración del presidente Barack Obama hacia América Latina y los escenarios posibles para esta región. crisis mundial o crisis del capitalismo En el primer capítulo, de Theotonio Dos Santos, profesor de la Universidad Fluminense de Río de Janeiro, “Crisis estructural y crisis de coyuntura en el capitalismo contemporáneo” se analiza uno de los conceptos más importantes de la teoría económica de Karl Marx: la crisis estructural del modo de producción capitalista.
El autor aborda el tema desde las discusiones surgidas a finales del siglo xix y principios del xx. La problemática se centra en el proceso de separación histórica entre el modo de producción capitalista y el nuevo modo de producción del socialismo. El primero, caracterizado por una estructura determinada por la división de clases, el segundo, más equitativo estados unidos en la encrucijada global 27 basado en la propiedad colectiva de los medios de producción. El autor expone los mecanismos de adaptación del capitalismo propuestos por Marx, que sin embargo no se han cumplido. La experiencia histórica refleja la capacidad del modo de producción capitalista que se ha afianzado a partir de las crisis económicas y los cambios históricos de los últimos años. Analiza las causas y consecuencias de la crisis estructural del sistema, es decir, del rompimiento del modelo capitalista-socialista, y hace una reflexión sugerente sobre la necesidad de un cambio de paradigma de las Ciencias Sociales que permita aplicar los problemas estructurales a una perspectiva más regional sin perder la objetividad y coherencia. Carlos Eduardo Martins, profesor adjunto del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Federal de Río de Janeiro, en su capítulo, “La teoría de la coyuntura y la crisis contemporánea”, analiza comparativamente las crisis económicas de 1929 y la crisis mundial actual. Plantea algunas de las dificultades teóricas que las ciencias sociales han tratado de resolver: ¿qué tan válida y pertinente es esta comparación?, ¿cómo interpretar la naturaleza y carácter de dichas recesiones? y ¿cuáles son los alcances y limitaciones teóricas? Para ello el autor recurre a las corrientes del pensamiento marxista y braudeliana, tratando de articular un modelo explicativo de las expresiones del desarrollo capitalista en la llamada “teoría del sistema mundial”; considera en dicha propuesta académica a los estudios de Immanuel Wallerstein y Giovanni Arrighi, y algunos de los planteamientos elaborados principalmente por Theotonio Dos Santos y Ruy Mauro Marini. La tesis principal se apoya en la construcción de una teoría del sistema mundial y plantea que la situación actual se caracteriza por una combinación simultánea de tres fenómenos de larga duración:
la globalización de la revolución científico-técnica, la crisis de la hegemonía de Estados Unidos —procesos que tienen lugar desde principios de 1970— y un ciclo expansivo Kondratiev a partir de 1994. Orlando Caputo Leiva, investigador del Centro de Estudios sobre Transnacionalización, Economía y Sociedad, en su capítulo “Crítica a la interpretación financiera de la crisis”, plantea la interrogante sobre el carácter de la crisis actual. Intenta resolver la pregunta de si se trata de una crisis financiera o de una crisis de la globalización actual de la economía mundial. En su interpretación teórica e histórica de la actual crisis de la economía mundial —diferente y opuesta 28 dídimo castillo y marco a. gandásegui a la caracterización como crisis financiera—, parte de constatar que las ganancias de las grandes empresas transnacionales productoras de bienes y servicios, se han incrementado a partir de mediados de los años ochenta y se han mantenido elevadas en los últimos años, previo al inicio de la actual crisis económica mundial. El autor traslada el énfasis explicativo a la relación del capital con el trabajo y con los recursos naturales mundiales. Según él, en la interpretación financiera de la crisis esto es ocultado. Uno de los aspectos más significativos que muestra es que junto con el incremento de las ganancias por disminución de los salarios y de la renta, se agrega la apropiación de parte significativa de los ahorros de las personas. El capítulo “Crisis general capitalista y ¿el fin del neoliberalismo?”, de Jaime Ornelas Delgado, profesor investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, parte de una interrogante fundamental sobre el carácter de la crisis y las contradicciones del modelo económico neoliberal. Afirma que el mundo está en presencia de la primera crisis global del capitalismo del siglo xxi, y que la trascendencia y profundidad de esta crisis, además de haber puesto en duda los fundamentos neoliberales, ha mostrado la insuficiencia del mercado autorregulado como sustento del proceso de acumulación de capital en esta etapa. La magnitud y profundidad de la crisis están determinadas por la coincidencia de una crisis cíclica estructural en un entorno globalizado; esta coincidencia trajo consigo nuevos problemas, en tanto la superación de la fase crítica del ciclo ha de hacerse con base en una nueva modalidad de acumulación, sustentada en una nueva relación entre Estado y mercado, para superar la crisis estructural y reiniciar el crecimiento de la economía real.
Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos (cela), “Justo Arosemena”, en su capítulo titulado “Sistema mundo, crisis económica y América Latina” destaca la discusión planteada en los últimos dos años sobre la crisis económica en el contexto de la crisis de hegemonía del sistema mundo, entendiéndola como un cambio de época en el desarrollo capitalista. Según él, muchos de los problemas teóricos que son objeto de debate en los círculos marxistas se han convertido en temas de discusión cotidiana. Por un lado, la crisis económica de Estados Unidos, clasificada como recesión a fines de 2008, ha disminuido las inversiones, el empleo y el consumo mundiales, además de generar inseguridad entre los estados unidos en la encrucijada global 29 actores sociales y turbulencia en los mercados internacionales. Por el otro, la elección de Barack Obama a la presidencia de ese país ha generado expectativas políticas. Ambos hechos producidos en forma casi simultánea en los últimos meses de 2008 son importantes. La combinación de lo político y lo económico es también objeto de análisis, especialmente cuando se trata de explicar el comportamiento de uno a partir del otro. Según el autor, muchos estudiosos relacionan la crisis económica con el abuso y la mala administración de los recursos mundiales (neoliberalismo), pero en realidad estas supuestas causas son también consecuencia de una crisis aún más profunda del sistema capitalista. crisis de hegemonía y decadencia interna en estados unidos El primer capítulo de esta sección “Estados Unidos en la encrucijada de la crisis capitalista”, de Adrián Sotelo Valencia, investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México, presenta un análisis general del curso de desarrollo del capitalismo contemporáneo y de la crisis económica actual, a partir de la hipótesis central de que las dificultades, tanto en el centro del sistema como en su periferia (subdesarrollada y dependiente), derivan de una crisis de producción de valor y de plusvalía, y que por más que las salidas asuman las “políticas correctivas” que se elaboran desde los centros de decisión del poder, predominantemente monetarias y financieras, resultan insuficientes para lograr contrarrestarla, sin que broten nuevas dificultades, contradicciones y otros problemas que se van haciendo irresolubles. Por lo tanto, de ninguna manera se trata de una “crisis inmobiliaria” o simplemente “financiera”, como se vino propagando desde los círculos oficiales del poder político-ideológico de Estados Unidos y de la Unión Europea, y en los medios de comunicación privados y oficiales. Con ello intenta destacar el carácter estructural, global e “irreversible” de la crisis. Katia Cobarrubias Hernández, investigadora del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana, es autora del capítulo “La posición de Estados Unidos en el orden monetario y financiero internacional”, en el que señala que el área de las relaciones monetarias y financieras internacionales es 30 dídimo castillo y marco a. gandásegui una de las que centra la discusión acerca de la posición hegemónica de Estados Unidos en la economía mundial, ya que según ella, fue precisamente la crisis financiera la que desencadenó la actual crisis del sistema capitalista. La autora argumenta que la hegemonía de que gozó Estados Unidos en las relaciones monetarias y financieras internacionales, principalmente después del establecimiento de un puro patrón dólar en 1971, favoreció la configuración de un orden monetario y financiero internacional caracterizado por el desequilibrio, pero funcional a los intereses expansivos de la economía dominante. Sin embargo, tales desequilibrios han implicado necesariamente el debilitamiento a largo plazo del dominio económico estadunidense, describiendo lo que se considera un efecto búmeran. La autora analiza la relación entre dichos desequilibrios y la crisis sistémica actual, argumenta que ésta refuerza las debilidades y las tensiones de Estados Unidos como potencia hegemónica del sistema financiero global. En el capítulo “El déficit fiscal de Estados Unidos y el futuro del dólar”, de Daniel Munevar, asistente de investigación de la Universidad de Texas en Austin, el autor sostiene que las preocupaciones sobre una crisis fiscal en Estados Unidos en el mediano y largo plazo carecen en gran medida de fundamento. Aunque el aumento masivo en el déficit fiscal llevará a la deuda pública de ese país a niveles no vistos desde la segunda guerra mundial, esto ocurre en un contexto especial que se caracteriza por una disminución general del consumo privado y la inversión. Según el autor, como lo demuestra la experiencia japonesa en los últimos dos decenios, un aumento significativo de la deuda pública en este tipo de contexto no se traduce necesariamente en un incremento en las tasas de interés o la inflación. Ello en la medida en que el gasto deficitario impide que la recesión económica se convierta en una depresión. En concreto, argumenta, el gasto deficitario permite la acumulación de excedentes en el sector privado que se requieren para restaurar las hojas de balances de los hogares con el fin de proporcionar una base sólida para una trayectoria más equilibrada de crecimiento. Fabio Grobart Sunshine, profesor investigador del Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana, en su capítulo “La crisis sistémica estructural de Estados Unidos:
la agenda sobre ciencia y tecnología”, analiza el relativo agotamiento, la reconfiguración y la pérdida de liderazgo de Estados Unidos en lo que corresponde a ciencia, tecnología y servicios estados unidos en la encrucijada global 31 conexos de alta tecnología, componentes esenciales del modelo reproductivo de la llamada sociedad basada en el conocimiento. El trabajo aborda aspectos poco estudiados: el creciente cuestionamiento de las ventajas comparativas dinámicas y sistémicas, como pilares estratégicos del capitalismo monopolista transnacionalizado en su política de dominio planetario y la interrelación biunívoca de hegemonía, competitividad y ciclo reproductivo, todos con creciente tendencia a la baja apuntando hacia una prolongada crisis sistémico-estructural en los cimientos de las fuerzas productivas metropolitanas. En relación con la agenda del presidente Barack Obama en esta esfera, constata la inconsistencia entre su discurso electoral de cambios y la continuidad, en los hechos, del agravamiento de las tendencias observadas. El siguiente capítulo, “Estados Unidos: crisis económica, reestruturación productiva y nueva precariedad laboral”, de Dídimo Castillo Fernández, profesor investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México, analiza el proceso de acumulación capitalista desde inicios de aplicación del modelo neoliberal y durante la crisis actual, contempla el proceso de reestructuración económica —particularmente, la desindustrialización y deslocalización del trabajo— así como su impacto en el mercado de trabajo y en la calidad de las ocupaciones (el desempleo, el trabajo informal y la precarización laboral) y sus tendencias. El autor enfatiza en los cambios estructurales y en la crisis económica actual, así como en las nuevas pautas adoptadas de explotación de trabajo y la consiguiente “nueva” precarización laboral. Muestra cómo la creciente flexibilización laboral ha modificado las formas típicas de empleo asalariado, al sustituir la contratación estable por la temporal y a tiempo parcial, generalmente con bajos salarios y desprovista de seguridad social y prestaciones laborales. El planteamiento central del trabajo intenta sostener que bajo las condiciones estructurales actuales generadas por el neoliberalismo y sus tendencias, acentuadas con la crisis económica, se incrementó sustancialmente la tasa de ganancia capitalista y con ella, la sobreexplotación del trabajo, con los consecuentes efectos sobre el desempleo, la informalidad, la precariedad laboral y la desigual distribución salarial, en particular en los nuevos puestos de trabajo y sus consecuencias sobre los trabajadores de ambos sexos, jóvenes, nativos e inmigrantes. Alejandro I. Canales, profesor investigador del Departamento de Estudios Regionales, Ineser, de la Universidad de Guadalajara, 32 dídimo castillo y marco a. gandásegui en su capítulo “La inmigración latinoamericana frente a la crisis económica en Estados Unidos. Precarización sin retorno”, parte del contexto analítico que considera los efectos de la crisis económica mundial en la dinámica migratoria latinoamericana, particularmente la dirigida hacia Estados Unidos, teniendo en cuenta la orientación y magnitud de los flujos, el envío de remesas monetarias y el impacto sobre el empleo, precariedad laboral y salarios, entre otros aspectos. No obstante, como señala, el objetivo del capítulo es no tanto reproducir información y datos al respecto, sino más bien ofrecer un marco que permita entender qué está pasando con la migración en la crisis económica actual. Para ello, aborda y articula dos problemáticas diferentes. Por un lado, analiza el carácter y profundidad de la actual crisis de la economía global. Y por otro, intenta comprender cuál es el papel de la inmigración en la economía y demografía de los países receptores.
La tesis que trata de sostener es que en el actual entorno de globalización, la migración internacional debe ser entendida como un proceso social que contribuye a la estructuración de las sociedades contemporáneas como sociedades globales, y que en ese sentido, la migración no sólo involucra un desplazamiento de personas, sino como proceso social, contribuye a articular las condiciones y dinámicas de la reproducción social de los países de origen con las condiciones y dinámicas de la reproducción social de los países de destino. El capítulo “Las burbujas del siglo xxi: ¿el fin del sueño americano?”, de James Martín Cypher, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Zacatecas, aborda el tema de las condiciones actuales de la clase trabajadora y la clase media después de un decenio marcado con dos rupturas financieras que han impactado a Estados Unidos como nunca antes desde la “gran depresión”. Según el autor, el efecto de estos eventos es fundamental desde distintas perspectivas. La clases media y trabajadora han caído en la penuria, por lo que como nunca antes necesitan de los programas masivos sociales. Actualmente, la coyuntura es poco favorable para la continuación del programa de “proyectar el poder” militar estadunidense. Sería difícil imaginar una colisión explosiva, sin tener en cuenta esos dos elementos culturales clave —el militarismo y el sueño americano—, en un entorno en donde la realización de uno sería al costo del otro. No obstante, la resolución pudiera ser la cristalización de las fuerzas políticas ultraderechistas, apoyando la militarización de las estados unidos en la encrucijada global 33 relaciones exteriores como contrapeso de su declinación económica. La glorificación del militarismo pudiera ser la medida tomada como una “salida” del dilema socioeconómico estadunidense actual, dado los efectos demoledores implementados por el gran capital en contra de las instituciones progresistas construidas para incluir a las clases media y trabajadora. Jorge Hernández Martínez, profesor investigador del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana, es autor del capítulo “Estados Unidos:
redefiniciones ideológicas y geopolítica mundial bajo la administración Barack Obama”, en el que examina los procesos ideológicos que tienen lugar en la sociedad estadunidense durante los últimos años desde una perspectiva global, destacando sus implicaciones para el enfoque de política exterior y de seguridad nacional de Estados Unidos, ante la nueva geopolítica mundial, situando el foco analítico en los primeros 18 meses desde la toma de posesión de Obama. Este periodo lo asume como marco de referencia inmediato, al considerar que los fenómenos actuales responden en el fondo a tendencias y transiciones en curso durante la etapa iniciada hace casi 10 años, en 2001, con el doble mandato del Partido Republicano, encabezado por George W. Bush, signado por el acentuado enfoque conservador y bajo los efectos del 9/11, conducente a la coyuntura simbolizada por los cambios que contextualizaron el proceso electoral de 2008 y a la victoria del Partido Demócrata. nueva geopolítica de estados unidos. escenarios para américa latina Esta sección la encabeza el capítulo “Estados Unidos: seguridad y defensa en las nuevas relaciones hemisféricas”, de Darío Salinas Figueredo, profesor investigador de la Universidad Iberoamericana, plantea un objetivo triple. Por un lado, explorar los fundamentos que formalizan la racionalidad de las amenazas en la conceptualización actual de la seguridad estadunidense. En segundo lugar, ensayar algunas consideraciones analíticas sobre los soportes en que se apoya la noción de América Latina y el Caribe en la agenda de Estados Unidos. Por último, a partir de la identificación de la política de 34 dídimo castillo y marco a. gandásegui cooperación hemisférica, ensayar un esquema que muestra las potencialidades y vulnerabilidades de las propuestas latinoamericanas. La preocupación central intenta mostrar las inflexiones o cambios en la trayectoria de la política estadunidense en el periodo que comprende la “posguerra fría”, las respuestas regionales en curso y los límites de la visión centrada en la hipótesis acerca de la presencia de “actores” (internos o externos) que ponen en tela de juicio la hegemonía hemisférica de Estados Unidos. El capítulo “Obama contra nuestra América: lo nuevo y lo viejo”, de Luis Suárez Salazar, profesor investigador de la Universidad de La Habana, quien realiza una valoración crítica de las estrategias hacia el hemisferio occidental y, en particular, contra los pueblos y naciones de nuestra América, propugnadas desde la campaña electoral, particularmente emprendidas durante los dos primeros años de gobierno del demócrata Barack Obama. Según el autor, en razón del relativamente inmutable carácter socio-clasista y de la manera “unipartidista” como por lo general elaboran su política interna y externa el “gobierno permanente” de Estados Unidos, el análisis del gobierno actual acentúa las continuidades —“lo viejo”— y los cambios —“lo nuevo”— de las estrategias impulsadas por las administraciones de George H. W. Bush (1989-1993), William Clinton (1993-2001) y George W. Bush (2001-2009). El siguiente capítulo, “Democracia, seguridad y desarrollo: la política de ‘asistencia’ de Estados Unidos hacia América Latina”, de Silvina M. Romano, profesora investigadora del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba, se propone analizar desde una perspectiva crítica la vinculación entre democracia y desarrollo teniendo en cuenta el modo en que son entendidos estos conceptos por el gobierno y por los organismos privados estadunidenses influyentes en la definición de políticas, a fin de conocer por qué ambos términos son articulados con la seguridad. Esto nos lleva a indagar en el papel de la asistencia en el marco de la política exterior del gobierno estadunidense hacia América Latina y a intentar hacer visible la red de intereses públicos y privados que participa en el “negocio de la asistencia”. Para ello considera la vinculación conceptual e histórica entre democracia y seguridad a partir del capitalismo posterior a la segunda guerra mundial, contexto en el cual se relacionaron de modo legal con la noción de desarrollo sostenida por el gobierno estadunidense, cristalizada en los programas de asistencia bilaterales estados unidos en la encrucijada global 35 y multilaterales inaugurados por la Ley para la Asistencia Extranjera (1961) durante la administración de Kennedy. Jaime Zuluaga Nieto, profesor investigador de la Universidad Nacional de Colombia, en su capítulo “Cambios en la política de seguridad de Estados Unidos y su incidencia en América Latina”, plantea que la estrategia de seguridad adoptada por la administración Bush en 2002 ha orientado la política de Estados Unidos durante el primer decenio de este siglo. En ella se definió el terrorismo como la principal amenaza a la seguridad nacional, se adoptó el principio de la guerra preventiva y se justificó la posibilidad de intervención unilateral en cualquier parte del mundo. El presidente Barack Obama ofreció cambios en esta estrategia: invocó los principios fundacionales de su nación para precisar que no habría conflicto entre la seguridad y los ideales de respeto a la ley, la libertad y los derechos humanos, se comprometió a recurrir al multilateralismo y a replantear las relaciones con las otras naciones, en particular con las de América Latina. Llegó a presentar ante el congreso una nueva estrategia de seguridad en la que no menciona la guerra global contra el terrorismo y renuncia a la guerra preventiva; no obstante, según el autor, en lo posterior el cambio de gobierno no mostró transformaciones sustanciales en la temática. El capítulo de María José Rodríguez Rejas, profesora investigadora de la Academia de Ciencias Sociales (Antropología Social y Sociología) de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, se centra en las implicaciones de la política de seguridad hemisférica de Estados Unidos en el proceso de militarización de América Latina, trazando el contexto en el que opera esta propuesta continental y sus expresiones (Plan México y Plan Colombia). Analiza la centralidad de América Latina en la estrategia de seguridad hemisférica, como un factor distintivo en relación con la segunda posguerra. Según la autora, las especificidades de la competencia intercapitalista del presente hacen de esta región el área vital en torno a la cual el país del norte puede mantenerse en la competencia frente a otros bloques. Para dar cuenta de ello analiza:
a] las condiciones particulares de la geopolítica de bloques en el marco de un capitalismo que tiene necesidades crecientes y críticas de recursos y territorios;
b] caracteriza a América Latina como una de las áreas del mundo con mayor riqueza en recursos estratégicos (petróleo, gas, biodiversidad, agua, minerales, etc.);
c] presenta el proyecto geopolítico de Estados Unidos para 36 dídimo castillo y marco a. gandásegui el siglo xxi en relación con Latinoamérica, diseñado desde fines de los años setenta del siglo xx para “remontar” su crisis de hegemonía. Considera, además, cómo dicho proyecto hemisférico articuló desde un inicio los acuerdos comerciales y económicos con los de seguridad, precisamente por tratarse de un proyecto geopolítico. Catalina Toro Pérez, profesora asistente del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia, en su capítulo “La política exterior norteamericana para la América Andina en la transición republicano-demócrata. Continuidades y discontinuidades”, se plantea la interrogante sobre las posibilidades de una agenda estadunidense alternativa hacia la América Andina y el Caribe en el ámbito de la transición del gobierno republicano-demócrata en Estados Unidos. Parte de considerar que el proyecto de hegemonía militar, económica y comercial estadunidense en América Latina no está siendo cuestionado. Si bien existen nuevas e importantes transformaciones en las agendas domésticas internas que se expresan en los reclamos de los sectores sociales en Estados Unidos por el desarrollo de una nueva agenda económica y social y la necesidad de una transformación profunda en las relaciones internacionales, la política exterior hacia Latinoamérica continúa orientándose a partir de las agendas de seguridad hemisférica y libre comercio. La autora intenta mostrar cómo estos dos grandes componentes de la política exterior se conjugan a lo largo de los gobiernos republicanos y demócratas desde los años cincuenta. Argumenta que las principales fuerzas políticas en el contexto de la confrontación electoral por la presidencia de Estados Unidos (2008) contribuyeron a legitimar estas agendas para asegurar la propiedad y el control de los recursos estratégicos en la América Andina y el Caribe, claves en la estructura imperialista mundial, fortaleciendo sus vínculos con Colombia, principalmente como estrategia de contención de la avanzada de los denominados “gobiernos progresistas” de la región.
Finalmente, en el capítulo “Seguridad nacional, recursos naturales y dependencia estadunidense. Minerales estratégicos en la agenda Estados Unidos-América Latina”, Gian Carlo Delgado Ramos, profesor investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México, sostiene que la creciente dificultad para acceder a recursos naturales, debida a la erosión cada vez más aguda del medio ambiente y a su sinergia con fenómenos como el cambio climático, entre otros, estados unidos en la encrucijada global 37 pero sobre todo como consecuencia de los actuales patrones despilfarradores de consumo por parte de las principales economías del orbe, ha puesto sobre la mesa de discusión la vinculación de la seguridad y el acceso, uso y usufructo de los recursos naturales. Las nociones de seguridad en general y las asociadas al asunto medioambiental son diversas y responden fundamentalmente a la posición sociopolítica de la que parten, sea ésa la de mantener y prolongar la estructura de poder y de enriquecimiento existente o la de cuestionar los contextos actuales y defender los recursos naturales y el medio ambiente ante procesos de despojo y devastación. El autor discute críticamente algunas nociones de seguridad. Revisa cómo ésta se ha asumido desde la perspectiva estadunidense a partir de una lectura de las implicaciones para América Latina como reserva estratégica. Presenta también, en contracorriente a la noción de seguridad hegemónica, el concepto de “seguridad ecológica”, entendida como aquella que busca asegurar la vida, no sólo la humana, en el largo plazo. El presente libro es una contribución del grupo de trabajo Estudios sobre Estados Unidos, que se suma a otras publicaciones realizadas durante los seis años de labor continua. El grupo publicó otros dos libros sobre la temática, el primero:
Crisis de hegemonía de Estados Unidos (coordinado por Marco A. Gandásegui, hijo), el segundo, Estados Unidos: la crisis sistémica y las nuevas condiciones de legitimación (coordinado por Marco A. Gandásegui, hijo, y Dídimo Castillo Fernández, coordinador de la segunda etapa de existencia del grupo), ambas coeditadas por clacso y Siglo XXI Editores, México. Asimismo, editó un número especial de la revista Latin American Perspectives (con material del primer libro); algunos de sus integrantes publicaron diversos artículos en las revistas Critical Sociology y Latin American Perspectives; otros trabajos formarán parte de un número especial de esta última revista con temas sobre la gestión del presidente Barack Obama y la agenda para América Latina. [39]
CRISIS MUNDIAL O CRISIS DEL CAPITALISMO [41] CRISIS ESTRUCTURAL Y CRISIS DE COYUNTURA EN EL CAPITALISMO CONTEMPORÁNEO theotonio dos santos crisis estructural y de larga duración La idea de una crisis estructural de un modo de producción tiene su origen en el prólogo de Marx a la Contribución a la crítica de la economía política. Después de exponer sus descubrimientos teóricos más importantes, Marx se refiere a una situación histórica que él califica como una era de revolución social, es decir, una “crisis” de largo plazo que se puede definir como estructural. En las palabras de Marx, en este documento tan decisivo: Durante el curso de su desarrollo, las fuerzas productoras de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se habían movido hasta entonces. De formas evolutivas de las fuerzas productoras que eran, estas relaciones se convierten en trabas de estas fuerzas. El cambio que se ha producido en la base económica trastorna más lenta o rápidamente toda la colosal superestructura (Marx, 1073: 7). Se puede ver en este (y varios otros) textos que Marx no se imaginaba un cambio de modo de producción inmediato sino en un proceso histórico secular. Esto se ve aún más claro cuando dice más adelante:
Una sociedad no desaparece nunca antes de que sean desarrolladas todas las fuerzas productoras que pueda contener, y las relaciones de producción nuevas y superiores no se sustituyen jamás en ella antes de que las condiciones materiales de existencia de esas relaciones hayan sido incubadas en el seno mismo de la vieja sociedad (ibídem: 8). Está claro en este texto tan sintético y tan cuidadosamente elaborado que Marx no podría aceptar la idea de un “derrumbe final” del 42 theotonio dos santos capitalismo tal como se empezó a discutir en el final del siglo xix y comienzos del xx en la Internacional Socialista (II Internacional). El proceso de superación histórica del modo de producción capitalista por un nuevo modo de producción basado en la propiedad colectiva de los medios de producción, en la superación del trabajo asalariado, en la superación de la división entre el trabajo intelectual y el manual, en la superación del Estado y de la política, en la extinción de las clases sociales, sería precedido por una formación social intermedia, que se pasó a llamar el socialismo. En esta formación social intermedia todavía existiría el Estado para obligar por la coerción (para los comunistas y anarquistas todo Estado es una dictadura, para Marx una dictadura de clases) la transformación de todo el sistema jurídico, de todas las instituciones ideológicas, del sistema educacional, de las relaciones de producción capitalistas y para alcanzar el más alto estado de desarrollo de las fuerzas productivas a manera de permitir una economía de la abundancia que sustituiría las formas socioeconómicas conocidas, fundadas en la escasez. En al entendimiento de Marx, la superación del capitalismo será la superación de la prehistoria humana y el inicio de la historia de la humanidad. Es evidente que una trasformación tan radical de la sociedad en escala mundial no podría realizarse de una manera inmediata y tampoco las formaciones sociales que articularían esta trasformación no podrían ser un modelo único sino que serían el resultado de distintas tradiciones culturales y civilizatorias, distintas correlaciones de fuerza y distintas formas de organización política. Tampoco podemos retirar de este plan histórico la idea de un solo y concomitante proceso de transformación. Es evidente que se supone incluso avances y retrocesos de una lucha de clase que se desarrolla en interacción con los más distintos sistemas sociales locales, nacionales o regionales. Debemos suponer por lo tanto que el sistema social capitalista y las formas precapitalistas que con él conviven deben buscar adaptarse al avance de las fuerzas sociales revolucionarias para que pueda extender en el tiempo su sobrevivencia.
Marx y Engels llegaron a prever en El capital, en los Grundrisse y en varios textos programáticos, algunas de las posibles formas que adoptaría esta creciente adaptación del capitalismo a la socialización creciente de las fuerzas productivas a la cual era arrastrado sistemáticamen- crisis estructural y crisis de coyuntura 43 te como consecuencia del funcionamiento histórico del modo de producción capitalista.1 los mecanismos de adaptación generados por las contradicciones internas del sistema son siempre precarios Tres eran los mecanismos centrales identificados por Marx para que el modo de producción capitalista pueda sobrevivir oponiéndose (siempre de manera precaria) a la tendencia a la caída de la tasa de ganancia a la cual era inevitablemente arrastrado por la competición capitalista y el desarrollo de las fuerzas productivas impelidas por las necesidades de la acumulación del capital.
En primer lugar ambos localizaron la necesidad intrínseca al capitalismo de imponer el dominio monopólico de los mercados como principal mecanismo para contrarrestar la tendencia a la caída de la tasa de ganancia. Sólo a través de la monopolización de la producción y de la realización de las mercancías el capital puede generar tasas de ganancia elevadas, que se concentran en las empresas monopólicas. Ello genera históricamente un tipo nuevo de empresa en la cual el capital delega cada vez más la gestión empresarial a profesionales cuya ubicación socioeconómica contradictoria provoca crecientes contradicciones dentro de las propias unidades de producción entre la valorización del capital y la apropiación de la ganancia. La implantación de un mercado monopólico y oligopólico ya se presentaba en El capital como la tendencia inexorable de la evolución del capitalismo histórico.
En segundo lugar, para mantener una tasa de ganancia elevada en condiciones monopólicas es necesario apoyarse en fuerzas productivas cada vez más socializadas, que disminuyen drásticamente la cantidad de trabajo socialmente necesario vivo en relación al trabajo muerto, incorporado en las instalaciones, las maquinarias, las materias primas gigantescas que el trabajador pasa a transformar. 1 La sistematización de la concepción marxista de la transición socialista ha sido objeto de una amplia polémica histórica que se ve obligada a redefinirse permanentemente en consecuencia de la diversidad de formas históricas y de mecanismos por las cuales la humanidad en general y las varias experiencias nacionales y locales hace cambiar su propio destino. 44 theotonio dos santos
Todo esto conduce a la necesidad de aumentar cada vez más la innovación tecnológica y a buscar apropiarse de los conocimientos técnicos y científicos para colocarlos bajo el dominio de la propiedad privada, en la cual se funda el capital. Marx y posteriormente Engels llamaban la atención no sólo para la necesidad de socializar la propiedad privada de los medios de producción, a través de las sociedades anónimas que recién empezaban en su época, así como preveían la extensión del monopolio capitalista a todo el sistema económico, como de hecho ocurrió. Quedó claro aun que los sectores de pequeños propietarios que sobreviven y se recrean en el capitalismo están bajo el control del capital monopólico. Sea porque controlan las materias primas, sea porque controlan la demanda de los productos, sea porque dominan la tecnología utilizada, sea porque dominan los mercados por la vía de la publicidad, es el capital monopólico y el Estado que le sirven a quienes definen las condiciones del trabajo de las pequeñas empresas. Se diseñan así los fenómenos de la concentración y la centralización del capital como necesidad fundamental para el funcionamiento del modo de producción capitalista expuesto permanentemente a las condiciones de un creciente desarrollo de las fuerzas productivas. Pero este desarrollo está volcado hacia el aumento de productividad y del margen de ganancia, lo cual disminuye drásticamente la cantidad de valor incorporada en las mercancías y aumenta la presión histórica en dirección a una caída creciente de la tasa de ganancia, al mismo tiempo en que aumentan drásticamente los enormes excedentes de producción en relación con el valor de la fuerza de trabajo. Crecimiento del excedente económico en función del aumento de productividad, rebaja del valor de los productos, precios administrados, intento sistemático de negación de la ley del valor, estímulo a la innovación, mercados monopólicos, lucha por el control de los avances del conocimiento, monopolio tecnológico. En esta dinámica dialéctica se anuncia la autodestrucción de la propiedad privada como resultado de la ley de acumulación del capital. El crecimiento de los asalariados y su organización es la contraparte necesaria de esta lógica. No hay duda de que uno de los hallazgos teórico-practicos más impresionantes de Marx y Engels ha sido la creación de la Primera y Segunda Internacionales que terminaron por enraizar poderosos partidos obreros socialistas que se implantaron en todos los países de- crisis estructural y crisis de coyuntura 45 sarrollados, con la excepción de Estados Unidos, en donde el partido socialista no consiguió estabilizarse como el tercer partido.2 Los partidos obreros (objeto de fuerte represión en sus inicios) cambiaron drásticamente la vida política moderna, primero en Europa y en Estados Unidos, después en todo el mundo, y se convirtieron en uno de los pilares de los regímenes políticos modernos. Las teorías liberales terminaron por incorporar a su concepción acerca de los regímenes políticos modernos no sólo la noción de los partidos políticos, que el liberalismo negara o desconociera en sus orígenes, sino también, incluso, las nociones de pluripartidismo y sucesión de gobiernos que advenían de la creación de los partidos obreros socialistas. Ya estaba claro también para Marx y Engels que solamente el Estado podría sostener estas tendencias del desarrollo capitalista a negar su propia superestructura social e ideológica. Engels llamó al Estado de “capitalista colectivo”.
En el final de sus vidas, tanto Marx como Engels, ya habían superado aquella imagen de un Estado encargado solamente de preservar la superestructura del sistema social. Los cambios en curso y en las leyes de la acumulación capitalista que descubrieron teóricamente indicaban con claridad que el Estado moderno se convertía en un agente directo del proceso de producción capitalista. En El capital y en varios otros textos, Marx entendió también la función del comercio exterior y del sistema colonial como factores que contrarrestan la tendencia a la caída de la tasa de ganancia. Pero ni él ni Engels llegaron a sistematizar el aparecimiento del imperialismo como etapa superior del capitalismo. Fueron los trabajos excelentes del institucionalista Hobson de un lado y del marxista Hilferding del otro, que abrieron camino a la sistematización de esta nueva realidad, trabajos que influenciaron definitivamente los libros clásicos de Lenin y Bujarin sobre el imperialismo.3 2 Las formas que adopta esta participación creciente de los trabajadores en la creación de los regímenes de un modo de producción superior es un proceso extremamente diversificado y cabe al pensamiento crítico revolucionario estudiarlas no sólo desde un perspectiva lógica y axiomática (doctrinaria) sino sobre todo en su evolución práctico-histórica. 3 También Rosa Luxemburgo sistematizó la importancia del Estado y del comercio exterior para la realización y la reproducción capitalista. Ella no partió sin embargo del fenómeno monopólico y sus impactos sobre el funcionamiento de la economía capitalista moderna y contemporánea. 46 theotonio dos santos El entonces joven bolchevique Bujarin y posteriormente Lenin fueron capaces de percibir cómo el capitalismo monopolista de Estado se convertía en la fuerza fundamental que permitía al capitalismo sobrevivir en una etapa en la cual la destrucción de las fuerzas productivas asumía la forma dramática de las guerras mundiales. Es decir, asumía la forma de la destrucción física de las instalaciones y de los medios de producción y sobre todo de la principal fuerza productiva con la cual cuenta la humanidad que es el propio ser humano. La experiencia histórica de la crisis de largo plazo, iniciada en 1914-1918 y extendida por los años veinte y treinta, llegando inclusive a la mitad de los cuarenta (periodo histórico marcado por dos posguerras mundiales, varias revoluciones a partir de la mexicana y la rusa, una crisis de largo plazo que incluyó el devastador periodo de 1929 a 1945) da inicio a la fase defensiva del modo de producción capitalista. Éste sólo pudo sobrevivir elevando a niveles inimaginables el fenómeno del capitalismo de Estado.4
Tres modalidades de capitalismo de Estado se desarrollaron fuertemente a partir de los años treinta, sobre todo como respuesta a la crisis de 1929:
a] La modalidad del llamado “Estado de bienestar”, a partir del New Deal de Roosevelt, en Estados Unidos y, posteriormente a la derrota nazi, en Europa (en los países nórdicos, particularmente en Suecia), esta modalidad de prolongación del capitalismo con concesiones a la socialización tuvo un gran desarrollo desde los años treinta con extrema continuidad histórica, a pesar de los retrocesos ocurridos en el reciente periodo de hegemonía del neoliberalismo.
b] El Estado nazi, apoyado en el terror de Estado y en el capitalismo de guerra, así como en la creación de relaciones de producción insostenibles a largo plazo, como la enorme expansión del esclavismo “autodestructivo” en Alemania, en los países por ella 4 El concepto de “capitalismo monopolista de Estado” ya surge en el libro de Bujarin sobre la economía mundial. En los años veinte Lenin reconoce la posición de Bujarín y se inaugura una tradición leninista de estudio del capitalismo monopolista de Estado que llegó a su auge entre los decenios 1970 y 1980. La hegemonía del pensamiento único neoliberal ejerció un terror intelectual sobre estos debates haciéndolos retroceder al final de los años ochenta. crisis estructural y crisis de coyuntura 47 conquistados. Se trataba de una relación de producción que no incluía la reproducción de la mano de obra (con la eliminación de los esclavos insuficientemente alimentados y destinados a su liquidación masiva en los campos de concentración a través de las camaras de gases para convertirlos en materia prima para la confección de productos de uso corriente). El nazismo alcanzó una expansión capitalista en los años treinta y comienzos de los cuarenta, pero fue derrotado militar, política e ideológicamente. Sin embargo, sus principales representantes en la filosofía (Heidegger), en la poesía (Erza Pound), en las artes (Futurismo), en la economía (liberalismo económico contra el político) continúan su influencia profundaen el pensamiento contemporáneo. Además, ha resurgido agresivamente en el tercer mundo como formas de gobierno autoritarias y hasta totalitarias como lo fueron los regímenes militares con pretensiones modernizadoras que se implantaron a partir da ideología de la seguridad nacional entre los años sesenta y ochenta en América Latina y en Asia (Dos Santos, 1975).5 c] La modalidad del plan socialista nacional en la URSS, para realizar la acumulación primitiva socialista en una zona atrasada en el desarrollo de las fuerzas productivas. Los métodos de planificación alcanzaron resultados inesperados, sobre todo para la “ciencia” económica dominante. El éxito económico y militar de la Unión Soviética ilustró dramáticamente la capacidad de la propiedad colectiva para crear nuevas fuerzas productivas. Las dificultades de implantar un “socialismo desarrollado” en los años setenta y ochenta llevaron a un fuerte cambio de orientación económica y geopolítica en los años ochenta, presentada ideológicamente como una victoria del capitalismo en una pretendida “guerra fría” entre las “mayores potencias” del mundo. Las formas que adoptó la sobrevivencia del capitalismo indicaban la existencia de una “crisis estructural del sistema”. Puesto que existe un límite físico para el fenómeno del capitalismo de Estado dentro del capitalismo, se plantea la posibilidad de crear una nueva sociedad “poscapitalista”. Kautski inició una polémica en el campo marxista, 5 Véanse nuevos debates sobre el tema en Dos Santos (1989). 48 theotonio dos santos en el primer decenio del siglo pasado, al plantear la tendencia del capitalismo de convertirse en un superimperialismo, Hilferding en su fase final conceptualiza la idea de un “capitalismo organizado”.
Pero Lenin caracterizaría estas propuestas como proyecciones puramente lógicas de las tendencias existentes, sin aplicar una visión dialéctica que analizara las contradicciones que encerraban estas “soluciones” parciales y comprometidas del desarrollo capitalista. En su propuesta de la Nueva Política Económica, en 1922, Lenin ya destacaba la situación contradictoria de que un Estado socialista se veía obligado a apoyarse en relaciones de producción capitalistas y particularmente en el capitalismo de Estado para permitir la sobrevivencia de la revolución. La propuesta de la “acumulación primitiva socialista” de Preobrajenski (en 1926) asumía totalmente estas contradicciones. Él mostraba las ventajas de que el Estado asumiera el planeamiento de la construcción de la economía socialista, aunque enfrentara la oposición a la socialización forzada en el campo y al planeamiento desde arriba para imponer la industrialización. Él proponía algo muy duro y radical: la transferencia por la fuerza de los excedentes generados por los campesinos hacia la ciudad. Estos excedentes serían la base de la acumulación socialista a través de su utilización como fuente de las inversiones necesarias para la acumulación primitiva socialista. Esta visión contemplaba la creación de una industria de base al interior de la URSS en la medida en que las revoluciones sociales habían fracasado en Europa y las revoluciones nacional democráticas encontraban dificultades en China y en otras partes del mundo colonial. Con todas las confrontaciones que generó y la exacerbación de la lucha entre estas fuerzas dentro del Estado, esta dura opción histórica permitió a la Unión Soviética derrotar el militarismo nazi en la segunda guerra mundial. Era pues inexorable que la fantástica victoria soviética sobre los nazis, fuese inmediatamente acompañada por la ofensiva de Patton sobre Berlín para paralizar el ejército rojo. Asimismo, el criminal bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki buscaba detener el avance soviético en Asia. Al mismo tiempo se planteaba la amenaza de un nuevo padrón de desarrollo que hasta el mundo desarrollado tuvo que incorporar a través del Estado de bienestar y que particularmente el mundo dependiente y subdesarrollado en general buscó imitar con sus Estados nacional democráticos. Los planos quinquenales se incorporaron a la gestión económica de crisis estructural y crisis de coyuntura 49 países como México e India, aun cuando rechazaban políticamente el modelo del socialismo soviético.6 El mundo colonial se levantaba e iniciaba un nuevo frente de lucha mundial: las luchas de liberación nacional y la instalación de Estados nacional democráticos en el mundo hasta entonces completamente subyugado a las potencias imperialistas. Este nuevo frente partía con más claridad acerca de una valorización del capitalismo de Estado que se reveló extremamente eficaz en las políticas de acumulación primitiva en la Unión Soviética, además de demostrar una eficacia militar impresionante.
El periodo posterior a la segunda guerra mundial profundizó la crisis estructural del modo de producción capitalista de una manera avasalladora. La victoria de la Revolución china, la coreana, la vietnamita, la expansión de la revolución social en América Latina desde Bolivia (1952), Guatemala (1954), Cuba (1958) estimulaban nuevas victorias de la versión socialista de la lucha anticolonial. La India de Gandhi a través de su continuador Javarhal Nehru, la Indonesia de Sukarno, el Egipto de Nasser, la Yugoslavia de Tito anunciaban, entre otros, el surgimiento de un nuevo sujeto histórico que se inspiraba en el México revolucionario, en los “nuevos turcos” y en otras experiencias que apuntaban hacia el ejemplo de un Estado poderoso para conducir la acumulación primitiva, fuera ella capitalista o socialista. Después de la histórica reunión de Bandumg en 1955, estos nuevos sujetos sociales adquirieron cara y programa que dio origen al exitoso Movimiento de los No Alineados, cuyo programa contrario a la guerra fría que Estados Unidos e Inglaterra forjaron para detener una falsa amenaza soviética, terminó por imponerse en los años noventa con el fin de la guerra fría. Esta estrategia de paz fue conducida en la URSS por una elite privatizadora sumisa al proyecto reaccionario y delirante del pensamiento único neoliberal. La ofensiva de los años ochenta y noventa del gran capital dio origen a la idea del fracaso del socialismo y de la victoria total del capitalismo, pero cualquiera que examinara con cuidado los fundamentos teóricos y prácticos de 6 La influencia de la experiencia socialista soviética sobre las políticas públicas occidentales empezó en los años treinta cuando la URSS creció en altos índices mientras el mundo capitalista estaba sumergido en la recesión generalizada y profunda. 50 theotonio dos santos este programa podría demostrar su inevitable fracaso como yo lo hice tantas veces.7 Era también evidente que el proceso de transición a una sociedad superior socialista tenía que abandonar la fórmula estalinista que lo presentaba, no como una modalidad de transición llena de limitaciones, sino como un modelo a seguir por toda la humanidad. El intento de preservar las estructuras de estratificación social creadas en el periodo de acumulación primitiva y reforzadas por las dificultades de las dos guerras mundiales y por la guerra civil en defensa de la revolución, y aún más deformado por las exigencias y los costos absurdos de la segunda guerra mundial y de la guerra fría, tendría que abrir camino a una nueva modalidad de transición hacia el socialismo que quedó profundamente sacrificada por las aventuras económicas impuestas por los neoliberales en estos países. La extensión en el tiempo, de una etapa de hegemonía ideológica de un sistema económico, social y político en crisis, elevó a un grado extremamente agudo su inseguridad. Si a través de dos guerras mundiales y de la experiencia totalitaria del nazismo el capitalismo había destruido brutalmente gran parte de la población del planeta, con el avance revolucionario de las fuerzas productivas a través de la revolución científico-tecnológica iniciada en el decenio de los cuarenta, esta amenaza gana dimensiones colosales. La amenaza del holocausto nuclear, controlado precariamente a través de la creación de un grupo de potencias nucleares, se expande al mismo tiempo que la capacidad destructiva del medio ambiente asume el carácter de una amenaza de autodestrucción del planeta Tierra. El mundo del mercado y de la propiedad privada se convierte en una amenaza a la sobrevivencia de la humanidad. A pesar de las victorias parciales que lograron impedir una nueva guerra mundial, este cuadro reaccionario logró impedir la percepción de la extensión de la crisis estructural del capitalismo a muchos, desgraciadamente la mayoría, de los científicos sociales. Aquí debo hacer una reivindicación personal. Siguiendo una línea de pensamiento y apoyada en una relectura sistemática y crítica de Marx y de 7 Véanse los varios artículos que he escrito sobre las falacias del neoliberalismo y la síntesis final que se encuentra en mi libro: Del terror a la esperanza. Auge y decadencia del neoliberalismo, Monte Ávila, Caracas, 2007.
La edición original en portugués se publicó en 2004 por Idéias & Letras, Aparecida. crisis estructural y crisis de coyuntura 51 la tradición de pensamiento marxista, sin ignorar la contribución de economistas no marxistas como Kondratiev, Keynes, Schumpeter y tantos otros, particularmente la contribución de la teoría crítica del desarrollo de la cepal y de los autores llamados tercermundistas, sin dejar de afirmar y dar continuidad a nuestras conquistas teóricas de la teoría de la dependencia, sobre todo en su versión marxista, y sin dejar de rescatar el pensamiento nacional democrático de los líderes de la revolución democrática latinoamericana, pudimos mantener una elaboración teórica y analítica que resistió a la ofensiva neoliberal y que se ligó a la línea de pensamiento iniciada por Immanuel Wallerstein en torno de un campo de análisis apoyado en el poder heurístico del concepto de sistema mundial. Debemos resaltar también una pléyade de autores marxistas y no marxistas que han demostrado el vínculo profundo de la crisis del capital con la amenaza de sobrevivencia de la humanidad y del planeta Tierra. la trilogía sobre el capitalismo contemporaneo, la crisis y la teoría social En los últimos 10 años me he dedicado a sistematizar los conocimientos que el pensamiento crítico pudo organizar sobre esta problemática, trabajo que se expresó en la trilogía que publiqué sobre las ciencias sociales y el mundo contemporáneo. En primer lugar, publiqué el libro sobre La teoría de la dependencia: Balance y perspectivas. La edición original brasileña se publicó en 2000. En este libro reivindico el esfuerzo del pensamiento latinoamericano que logró retirar del estrecho campo de las historias locales y nacionales los problemas del subdesarrollo y del desarrollo para situarlos en el plano de la historia universal. Después de nuestras investigaciones, el subdesarrollo no podría más ser tratado como una herencia de economías precapitalistas comunitarias o feudales sino como un resultado de la acumulación primitiva de capitales que dio origen a la moderna economía y sociedad capitalista. La trata de esclavos, la explotación de los metales preciosos, de las especiarías de los trópicos, la explotación de los pueblos originarios y el gigantesco movimiento comercial con las colonias, fueron elementos fundamentales en la acumulación de riquezas que permitió a Europa no sólo subyugar gran parte de la 52 theotonio dos santos humanidad sino también realizar los cambios que dieron origen a la Revolución Industrial que permitió convertir el capitalismo en un nuevo modo de producción, fundado en la explotación absoluta y relativa del trabajo “libre” o asalariado a través de la plusvalía. Es profundamente perverso que las llamadas ciencias sociales se hayan dedicado a explicar a los pueblos colonizados, sometidos a estas condiciones deplorables, cómo alcanzar las condiciones de vida obtenidas por los pueblos colonizadores sin las ventajas obtenidas por su pasado colonizador y su presente neocolonial e imperialista. Hemos desenmascarado este truco intelectual maldoso al ligar el fenómeno del subdesarrollo a la dependencia estructural de nuestras economía, sociedad y cultura a la economía mundial capitalista. Al demostrar las consecuencias negativas de nuestra sumisión a una división internacional del trabajo que entregaba las actividades económicas más lucrativas y más estratégicas a los centros del poder mundial, apuntamos el compromiso del capitalismo dependiente con los mecanismos de superexplotación, concentración del ingreso y exclusión socioeconómica, y definimos así el camino de nuestra liberación y emancipación. Este camino pasa inexorablemente por la supresión de estos mecanismos. En el libro señalado mostramos también la repercusión internacional de este esfuerzo teórico latinoamericano en todos los continentes, inclusive en los países centrales, que llevó a una reformulación de los principios de las ciencias sociales con la crítica sistémica al eurocentrismo y la elaboración de una nueva teoría sobre el surgimiento y desarrollo del capitalismo como sistema económico social a partir del concepto de sistema mundial. Este cambio de los paradigmas analíticos abrió camino a un nuevo enfoque de los fenómenos sociales y a un movimiento profundo de reforma de las ciencias sociales. Estos cambios se sintetizaron en el Informe de la Comisión Gulbenkian sobre Abriendo las Ciencias Sociales, coordinado por Immanuel Wallerstein, en este entonces presidente de la Asociación Internacional de Sociología. Asimismo, hemos buscado demostrar cómo surgió en nuestra región una modalidad de sumisión a la condición de dependencia a través de la reinserción de nuestro pensamiento en el cuadro de la modernización capitalista propuesta por el neoliberalismo. Este enfoque sirvió de base ideológica para la adhesión de amplios sectores de nuestra izquierda al proyecto neoliberal que tuvo su expresión más sofisticada en el gobierno de Fernando Henrique crisis estructural y crisis de coyuntura 53 Cardoso en Brasil cuyo cuadro ideológico continúa prevaleciendo hasta nuestros días, a pesar de su fracaso histórico. En seguida me he dedicado a estudiar más detalladamente esta economía mundial que nació con el capitalismo y que pasó por cambios fundamentales en nuestros días. En el segundo libro de mi trilogía (Economía mundial e Integración regional Latinoamericana), y que sirvió de base a nuevas ediciones del mismo libro, hago un balance de los cambios operados en la estructura económica y en el movimiento cíclico del capital en la fase contemporánea. Pude demostrar además en varios estudios sobre el tema, cómo se abría una oportunidad para la integración latinoamericana, en la medida en que el proceso de regionalización era el camino inevitable de la globalización capitalista y obligaba las regiones culturalmente articuladas —como la América Latina y el Caribe— a integrarse para defenderse de la globalización.8 Llegamos al libro con el título Del terror a la esperanza:
Auge y decadencia del neoliberalismo. Él plantea dos tesis centrales que creo son una contribución importante al estudio de la etapa actual del capitalismo como sistema económico y como ideología. La primera es la afirmación sobre el principio del pensamiento teórico neoliberal. Éste pretende volver a las primicias básicas del liberalismo, establecidas en el siglo xviii. Pretende demostrar que el “libre” mercado es un producto de la naturaleza humana, fundada en la idea del individuo posesivo como plena expresión de la naturaleza humana. Además del contenido ideológico evidente de esta construcción teórica, ya demostrado por varios autores, ella entra en choque con el carácter monopolista y la profundización del capitalismo de Estado que caracterizan el capitalismo contemporáneo. 8 Podría citar algunos artículos en los cuales demostrábamos el nuevo curso en que tendíamos a ingresar como producto de la evolución del sistema mundial capitalista. La tesis central que hemos sostenido en estos estudios podría resumirse en la afirmación de nuestro artículo (Dos Santos, 1989: 84-85):
“A questão da integração regional se converte pois em uma necessidade crescente e é evidente que o Brasil deve ocupar um papel protagônico nesse processo. Queira ou não, ele está envolvido na presidência da oea, no Grupo de Contadora e na América Central, na formação de um Pacto Amazônico indispensável e cada vez mais urgente, na integração do Cone Sul e em todas as iniciativas regionais como a aladi, o sela e tantas outras. Esta é a hora para uma grande iniciativa diplomática que deve sair do plano burocrático governamental para envolver todo o povo brasileiro”. 54 theotonio dos santos
Si la hipótesis del libre mercado podría tener algún sentido práctico en el siglo xix para imponer el dominio del capital sobre la economía mundial, en el siglo xx y más aún en el siglo xxi es una aberración inútil y equivocada que entra en choque con los hechos de cada día. De ahí el fracaso del neoliberalismo y del pensamiento único para inspirar políticas económicas coherentes. En mi estudio sobre la práctica del neoliberalismo demuestro cómo las políticas económicas de inspiración neoliberal aumentaron el déficit público y por lo tanto la intervención del Estado en la economía (disminuyendo el gasto social pero aumentando de manera explosiva los gastos financieros y militares). Al mismo tiempo, los gobiernos neoliberales crearon déficit comerciales, de un lado, y superávit, del otro, que introdujeron un desequilibrio fantástico en la economía mundial. Es evidente que estos desequilibrios fiscales y comerciales condujeron también a un desequilibrio monetario y a una oscilación de las divisas internacionales completamente dependientes de las intervenciones estatales y de los juegos monopolistas y especulativos que ningún mercado “libre” puede, ni de lejos, regular. La segunda tesis que presentamos en este libro se refiere a la relación entre los regímenes de fuerza, fascistas y parafascistas, con el dominio ideológico y político del neoliberalismo. No fue una coincidencia que el desmoralizado grupo de la Universidad de Chicago encontrase el primer gobierno que los insertó en el mundo económico real a través del régimen fascista de Augusto Pinochett en Chile. Ni es menos verdad que los gobiernos de Thatcher y Reagan que los propagaron en todo el mundo se fundaron en violentas confrontaciones con el movimiento sindical de sus países en un intento desesperado de destruir el “Estado de bienestar” y los regímenes socialistas. Establecimos así, en un cuidadoso análisis, la correlación directa entre el terror de Estado y las políticas neoliberales que retiraron de los trabajadores derechos históricamente conquistados rebajando drásticamente sus sueldos al combinar represión estatal con represión económica a través de las recesiones, con su séquito de desempleo y desesperanza. Mi libro Del terror a la esperanza:
Auge y decadencia del neoliberalismo contribuye así a una comprensión significativa del periodo recesivo de la economía mundial entre 1967 y 1994, tema que analizamos en el cuadro de las ondas largas de Kondratiev, contribución teórica y econométrica del economista ruso cuya vigencia crisis estructural y crisis de coyuntura 55 hemos restablecido en los años setenta junto con Ernest Mandel, André Gunder Frank, Christopher Freeman y tantos otros. Desde 1994, las dificultades de las políticas neoliberales empiezan a generar intentos de políticas alternativas en el centro del sistema que repercuten fuertemente en las zonas periféricas y semiperiféricas. En el centro del sistema hay un intento desesperado de frenar la expansión del sector financiero que condujera a la crisis de 1987, en la cual la devaluación de cerca de 40% del dólar fue contrarrestada por una política suicida de Alemania y Japón que pasaron a comprar dólares en el mercado mundial elevando su valor y disminuyendo su debacle para dejarlo cerca del 13%. En compensación, estos dos países se vieron con monedas ultravalorizadas que restringieron su capacidad de exportación para Estados Unidos y al mismo tiempo aumentaron dramáticamente el valor de sus monedas nacionales. De un lado, Alemania convirtió su marco en el fundamento de una moneda regional con el surgimiento y consolidación del euro. Europa elevó su tasa de interés para reforzar esta operación de fuerte financiarización de sus economías. Estados Unidos, al contrario, ensaya una política de fortificar la desvalorización del dólar, aumentar las exportaciones y disminuir las importaciones. Japón es el más afectado en la medida en que el yen entra en un proceso de valorización exagerado que lo llevaría a buscar espacios de inversión en Estados Unidos, con mucha oposición nacionalista. Era interesante asistir el cambio “teórico” de los economistas del centro buscando imponer restricciones al movimiento de capital hacia sus países. Ellos que tanto condenaron como mala “ciencia” económica nuestros estudios sobre la inversión imperialista en nuestros países. La economía japonesa tuvo que reorientarse para el mundo asiático, al convertirse en el mercado principal de los llamados “tigres asiáticos”. La nueva división internacional del trabajo que ya habíamos constatado al final de los años sesenta, se convertía en realidad en los años ochenta. Pero ahora ella producía aquel fenómeno nuevo que habíamos previsto solamente. Empieza a surgir una poderosa integración asiática que va a aumentar su influencia en la medida en que China entra en el ahora despreciado mercado estadunidense, con un yuan devaluado, tomando drásticamente los mercados abandonados por los tigres asiáticos y por los japoneses. 56 theotonio dos santos Estaba anunciada la nueva fase de la economía mundial en la cual la economía china iba a ganar una dimensión espectacular. Su inmenso mercado interno, su conducción política a largo plazo, la osadía de su liderazgo para aprovecharse de los gigantescos “nichos” de mercado dejados abiertos, el poder de sus empresas, educadas en una política microeconómica fundada en el planeamiento estatal y las políticas industriales, anunciaban una nueva potencia mundial con gran empuje. La crisis financiera en Asia en 1997 ha sido una oportunidad para realizar los ajustes necesarios para esta nueva fase de la economía mundial, apoyada en la generalizaçión de la robotización, iniciada en Japón en los años ochenta.
China va a transformarse en el polo de esta nueva fase de la industria que rebaja los costos de producción de tal forma que los antiguos centros industriales no pueden acompañar. China se convierte así no sólo en un importante líder exportador industrial sino también en el mayor productor industrial del mundo. El crecimiento de su producto es inferior a la renta de la población que se convierte rápidamente en el mayor mercado interno del mundo y en el mayor importador. Con una moneda que sólo puede valorizarse, debido a su bajo nivel cambiario, China se convierte así en el destino de la exportación mundial, particularmente de los países exportadores de materias primas y productos primarios. Sus espectaculares bases económicas, demográficas, históricas, culturales, científicas, la profundidad de su reforma agraria y de la expropiación de los monopolios privados hechos por la revolución nacional democrática, sobre todo en la fase de instalación de la China Popular, permiten a la República China recuperar su papel histórico de primera potencia mundial, papel hegemónico ocupado por ella durante más de un milenio. Éste es pues el nuevo entorno mundial que avanza inexorablemente hacia una redefinición, en profundidad, de estrategias y políticas socioeconómicas. la crisis de 2008-2010:
coyuntura y estructura Cabe ahora avanzar en el análisis de la nueva fase de la economía capitalista mundial iniciada con la recesión de 2008-2009, en la cual entran en crisis definitiva las soluciones provisorias impuestas en el periodo del auge neoliberal. Estos análisis ganaron una evidencia crisis estructural y crisis de coyuntura 57 colosal con la crisis desatada en el segundo semestre de 2008. Ella demostró con enorme violencia algunas de las tesis de los libros citados en el subtítulo anterior:
Los desequilibrios generados por las políticas neoliberales antes citados abrieron camino para un gigantesco sistema financiero sostenido por la deuda pública, generada por el déficit fiscal permanente. Este sistema no puede mantenerse sin la transferencia colosal de recursos del sector productivo a un mundo económico financiero artificial sostenido por el Estado. El capitalismo de Estado pasa a ser el sostén fundamental de este nuevo orden capitalista, en su exacerbada dimensión financiera. La llamada “economía casino” tiene sus raíces en el capitalismo de Estado. La crisis actual pone de manifiesto la necesidad del capitalismo contemporáneo de garantizar con billones9 de dólares estatales su funcionamiento. Aún no está claro por cuánto tiempo la sociedad estaba dispuesta a sostener esta política estatal, ocultada por el neoliberalismo hasta que tuvieron que explicitarla claramente cuando esos desequilibrios alcanzaron niveles intolerables para el modelo institucional existente. La crisis actual tiene dos lados: el primero pone de manifiesto el fracaso de la famosa capacidad de equilibrio que se podría alcanzar por un “libre mercado” que no existe y que jamás podría regular procesos tan fundamentales; en el otro lado hay un manejo mediático impresionante de la “crisis”, que permite confundir las personas para justificar la violenta y deficitaria intervención estatal a favor de la sobrevivencia del capital financiero para impedir “la crisis sistémica” que, según ellos, nos destruiría a todos. En consecuencia, se combate la crisis con los mismos mecanismos que la generaron. Se pretende que la intervención estatal y la regulación que faltaron en el reino neoliberal será sustituida por unas nuevas intervenciones y regulaciones al servicio del equilibrio anticíclico. El anuncio de un déficit fiscal de un billón y 700 mil millones de dólares que previó el presidente Obama para 2009 y la disminución de este déficit para cerca de 700 mil millones en 2013, podrá combinarse con una recuperación relativamente importante de la 9 Billones en español equivalen a millones de millones, cifras que se nombran en inglés con la palabra “trillons” o en portugués trilhões. 58 theotonio dos santos economía estadunidense.
Es evidente, sin embargo, que una recuperación fundada en estos mecanismos será restricta y vacilante, profundizando a mediano plazo la crisis de Estados Unidos y de su moneda. El caso japonés en los años noventa queda como referencia fundamental para Estados Unidos en los próximos siete a nueve años. Y es bueno recordar que Japón consiguió bajar su moneda drásticamente desde 1996 y mantuvo una tasa de interés negativa en este periodo. Sin embargo no logró recuperar un crecimiento económico sostenido. Es claro también que, mientras se mantiene este cuadro de “recuperación rasante” a alto costo en la tríada (Estados Unidos, Europa y Japón), las economías emergentes estarán en ascenso, apoyadas en la expansión de sus mercados internos a través de distribuciones del ingreso más o menos profundas como resultado de una ascensión creciente de los movimientos sociales y sus éxitos políticos más o menos importantes. En esta fase de transición se abrirán las puertas para experimentos políticos cada vez más creativos, hasta que se inicie una nueva fase negativa de los ciclos largos, que llevará al capitalismo mundial y su dominio imperialista a una crisis de larga duración de gravedad colosal. Esperemos que, esta vez, los saltos por soluciones económicas y sociales superiores, poscapitalistas o abiertamente socialistas, sean suficientemente fuertes para inaugurar un nuevo sistema mundial, asentado en una civilización planetaria, plural, igualitaria y democrática, que detenga los efectos brutales de largo plazo que unificará la crisis estructural del capitalismo en una nueva coyuntura depresiva (ésta sí de largo plazo al combinarse con una fase B del ciclo de Kondratiev caracterizada por una depresión de largo plazo —25 años— como vimos entre 1967 y 1994, que se puede estudiar en mi citado libro sobre Economía mundial).
Esta crisis revelará la debilidad del modo de producción capitalista para regir la humanidad. La conciencia de este fracaso no garantiza sin embargo la imposición de un modo de producción superior, ni la implantación de formaciones sociales progresistas capaces de preparar la transición hacia un modo de producción superior. Podemos esperar que los próximos 10 años serán de avance social y económico con mayor o menor avance político, dependiendo de la conciencia de las fuerzas sociales emergentes y de la capacidad de sus liderazgos políticos para expresar y sintetizar sus necesidades y aspira- crisis estructural y crisis de coyuntura 59 ciones. Creo que los libros que componen la trilogía que abordamos en el apartado anterior, podrán ayudar en esta tarea. Me gusta pensar que la vanguardia política de China pueda dialogar con mi esfuerzo teórico, como lo viene haciendo desde la traducción al mandarín de mi Imperialismo y dependencia, en 1992, seguida de 5 libros más.10 Me propongo dedicarme ahora, con varios compañeros, a formular las alternativas que se dibujan a partir de los avances producidos por la toma de conciencia radical de los movimientos sociales, que se expresan a través de la creación de gobiernos progresistas —que se formaron a partir de la decadencia del neoliberalismo—.11 Al mismo tiempo, me estoy dedicando a elaborar una nueva crítica de la economía política del mundo contemporáneo, trabajo teórico más abstracto pero muy necesario, que espero ofrecer al público lector muy pronto, con el objetivo de entregar a los agentes de una nueva era de transformación revolucionaria planetaria, los instrumentos necesarios para su éxito práctico.
Comentarios
Publicar un comentario